La actividad erótica del individuo va transformándose a lo largo de la vida. La conducta erótica, se prolonga durante la tercera edad y sólo desaparece con la muerte. Tengamos en cuenta que la expresión de la sexualidad no se reduce sólo a la actividad genital o coital, sino que engloba a toda la persona y su expresividad.

Según autores como S. Saez Sesma la realidad erótica es la siguiente:

• El deseo sexual se mantiene
• Existen limitaciones pero no imposibilidad. Se producen cambios en los órganos genitales pero siguen siendo aptos como focos de recepción del placer. El que el individuo no sea fértil no conlleva ninguna disminución del deseo y capacidad de disfrute.
• Gran diversidad entre los individuos.

En la mujer:

• El deseo se mantiene aunque las reacciones sean más lentas.
• Disminuye la lubricación vaginal.
• Puede reducir el aumento vasocongestivo de las mamas.

En el varón:

• La erección puede tardar más en producirse, aunque luego dura más.
• Disminuye la firmeza de la erección y la intensidad de la eyaculación.
• El orgasmo es más breve.

Aparte de factores psicológicos del individuo ( “ya se me acabó la vida sexual”) y sociales (“Viejo verde” , “ a tu edad!”) que merman la libre expresión erótica del individuo , el estado de su vida sexual dependerá en gran medida de sus condiciones físicas que permitan una cierta movilidad y de que no exista una abstención prolongada que favorece el deterioro. Las razones de esta abstención varía de hombres a mujeres. En ellos se suele atribuir a enfermedad, impotencia o falta de posibilidades, sin embargo ellas lo suelen referir a viudedad , separación e impotencia / desinterés del marido.

Numerosos estudios demuestran que puede seguir existiendo todo tipo de encuentros eróticos (incluso actividad coital) hasta edades avanzadas, siendo varios son los factores que pueden influir positivamente en el enriquecimiento erótico de los ancianos: más tiempo, liberación de cargas familiares, ya no existe miedo al embarazo, sin preocupaciones laborales, etc..